sábado, 9 de mayo de 2020

Comunicado de la CECJ ante el día mundial del comercio justo

En el Día Mundial del Comercio Justo, sábado 9 de mayo, las organizaciones de
este movimiento reivindicamos que para salir de la crisis global provocada por la COVID-19 es
necesario desarrollar otro modelo económico que ponga en el centro los derechos de las
personas y el cuidado del medio ambiente frente a la acumulación de beneficios.
La desigualdad y la crisis climática son las principales consecuencias del actual modelo
económico basado en un consumismo desmesurado e insostenible y cuyo único fin es la
generación de capitales. La crisis sanitaria ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de este
sistema que deja a demasiadas personas atrás, en condiciones indignas, sin sus necesidades
vitales básicas cubiertas. El movimiento del Comercio Justo defendemos que la salida a esta
crisis deber ser global y colectiva, y debe apostar por un cambio en el sistema económico que
priorice la dignidad humana y la protección del planeta. Y manifestamos que esto no solo es
posible sino que es absolutamente necesario. Esta es nuestra reivindicación desde hace varias
décadas, pero este año, en el Día Mundial del Comercio Justo queremos decirlo, si cabe, en voz
más alta y clara, a pesar de tener que celebrar esta Día de manera virtual
(#DiaMundialComercioJusto), y no en las calles como venimos haciendo estos años.

Nuestras tres principales demandas son:

 Las personas frente a los beneficios económicos. Derechos laborales y vida digna para
trabajadores y trabajadoras de todo el mundo. Esta crisis ha puesto de manifiesto la
paradoja de que muchos de los trabajos peor remunerados, como el cultivo de
alimentos, son los esenciales para nuestra propia existencia. Sin embargo, la mayoría de
quienes los realizan lo hacen en condiciones laborales indignas, con salarios por debajo
del umbral de la pobreza o en sectores informales. El Banco Mundial concluye que 6 de
cada 10 personas pobres de todo el mundo trabajan en la agricultura, una paradoja de
la cadena global de alimentación, con numerosos intermediarios, y que busca maximizar
el lucro de las empresas en lugar de garantizar el suministro de alimentos y la
producción sostenible. Una injusta paradoja que también se da en otros sectores
comerciales (textil, tecnología...) No es casual que todavía hoy 700 millones de personas
que tienen un empleo en el mundo sean consideradas “trabajadores pobres”, según
Naciones Unidas. Las organizaciones de Comercio Justo manifestamos que garantizar los
derechos laborales y una vida digna para todos los trabajadores y trabajadoras es un
derecho fundamental que, además, consolida una sociedad global más justa y menos

vulnerable frente a las crisis. En este sentido, las prácticas comerciales de las
organizaciones de Comercio Justo están minimizando las consecuencias económicas y
sociales para sus trabajadores y trabajadoras (Más información:
http://comerciojusto.org/comercio-justo-y-coronavirus/)

 Realizar un consumo responsable. El nivel de consumo actual es insostenible, no solo
provoca un peligroso deterioro medioambiental, sino que además alienta fenómenos
como la deslocalización de empresas, la producción en países con menor renta donde
hay menos regulaciones y en los que los sindicatos o están prohibidos o su acción no es
completamente libre, lo que en definitiva provoca pobreza para quienes están en los
últimos eslabones de la cadena. Si algo positivo ha tenido esta crisis ha sido que nos ha
hecho preguntarnos, como individuos y como sociedad qué es lo realmente
importante. Las organizaciones de Comercio Justo defendemos la necesidad de ajustar
nuestros niveles de consumo a nuestras necesidades reales, y optar por productos
elaborados de manera respetuosa con sus trabajadores y trabajadoras y con el medio
ambiente. Reivindicamos, también, la necesidad de cuestionar nuestro modo de vida y
hábitos de consumo. Desde el movimiento del Comercio Justo hacemos un llamamiento
para consumir de forma responsable en tiendas de barrio y de Comercio Justo,
apostando por el comercio de proximidad que sostiene nuestros barrios y pueblos.

 Respeto al medio ambiente. El coronavirus desafía a nuestro mundo en plena crisis
climática, como si fuera una llamada de atención ante la imperiosa necesidad de cuidar
el único planeta que tenemos. Fenómenos como el calentamiento global, la
desertificación o la deforestación son algunas de las consecuencias derivadas del
modelo productivo imperante y de la agricultura industrial, basados en el uso
indiscriminado de recursos naturales, la producción masiva de bienes y prácticas
agrícolas como el monocultivo o el uso de fertilizantes y químicos. Las organizaciones de
Comercio Justo reclamamos una transición urgente a un modelo productivo verde y
neutro en emisiones de carbono.

En definitiva, la crisis del coronavirus ha demostrado lo insostenible y desigual del modelo de
“crecimiento” económico mundial. Las respuestas y propuestas para salir de esta crisis no
pueden caer en los mismos errores. Es necesario aprovechar esta oportunidad para cambiar
de rumbo hacia un modelo de derechos, sostenibilidad y equidad.