lunes, 24 de junio de 2019

Desmontando mitos del Comercio Justo

El Comercio Justo a menudo tiene que saltar escollos excesivamente altos, no sólo ha de enfrentarse a las grandes compañías multinacionales tanto de alimentación como textiles sino que también debe de rendir cuentas al duro escrutinio del consumidor medio y la influencia de determinados estereotipos que viven en el imaginario colectivo.
Uno de ellos es que el Comercio Justo es caro. Eso es directamente falso ya que la calidad de los artículos de WFTO está a la altura de los mejores productos gourmet, además son ecológicos, su equivalente en el comercio tradicional sería mucho más caro. Lo único que hace que el precio se encarezca es que al productor se le paga un salario digno por su trabajo y además hay que contar con la prima del comercio justo que es una cantidad que se le da a los productores con el fin de que inviertan en infraestructuras, sanidad o educación en sus respectivos entornos.
Otro mito falso es que compiten con los productos locales. Los artículos de comercio justo proceden de plantas que en nuestro entorno son imposibles de ser cultivadas, por cuestiones de clima fundamentalmente. El café, el cacao o la panela son productos que tenemos que importar de todas maneras porque aquí no están disponibles. Además suele suceder todo lo contrario, cada vez es más frecuente que las tiendas de comercio justo cuenten con espacios para productos de proximidad procedentes de cooperativas y ecológicos por lo que entre ambos tipos de productos hay una sinergia.
Incluso en el caso del textil, de artesanía o cosméticos pueden ser más baratos los de comercio justo porque no hay intermediarios que encarezcan el precio.