lunes, 20 de abril de 2020

Pagar más por un producto

Estos días hay apagón informativo de todo lo que no tenga que ver con el maldito virus pero también es momento para reflexionar en profundidad sobre muchos temas.
Nos quejamos de que no hay mascarillas pero resulta que nuestro país no las fabrica masivamente, hay que traerlas de fuera y a un precio abusivo, concretamente de China de donde salió el terrible Covid 19.
Llevamos décadas consumiendo productos chinos, China ha sido la fábrica del mundo, ¿por qué? Porque sus productos eran más baratos. ¿Por qué eran más baratos? Por una perversión política en la que se mezcla el comunismo y el capitalismo. Se paga muy poco a unos trabajadores que echan muchísimas horas para que en occidente disfruten esos productos en sus largos ratos de ocio.
Ahora nos encontramos en nuestro país con un escenario terrible. Nos obligaron a dedicarnos al turismo casi en exclusiva y ese turismo no llegará este año, la gran industria de nuestro país se va a parar. Y no somos capaces de fabricar mascarillas, que ni están hechas de oro ni la tecnología de fabricación es complicada.
Todo esto nos tiene que llevar a una reflexión. ¿Estaríamos dispuestos a pagar más por un producto fabricado en España? ¿Lucharíamos porque hubiera más industria en nuestro país y así acabar con un problema estructural de paro que dura décadas?
Los que defendemos el comercio justo llevamos años luchando contra molinos de viento, intentando mentalizar a la gente de que hay que consumir de manera responsable, que ese consumo egoísta, cortoplacista y desmesurado a la larga sale carísimo: para el planeta y para millones de personas esclavizadas entre ellas niños.
Un cambio de actitud sería lo mejor que nos podría pasar en esta pandemia, una actitud basada en la responsabilidad y la solidaridad. En una reflexión profunda por lo que hemos estado haciendo todos estos últimos años, consumiendo sin medida, buscando lo barato aunque a otros les saliera carísimo. Gastando mucho para que a otros les lleguen migajas y mientras tanto haya cuatro que cada vez sean más escandalosamente ricos.
Paguemos más por algunos productos. Por la fruta de nuestro país, por el chocolate que no ha tenido a niños trabajando de sol a sol, por el café obtenido de forma honrada, por la panela de cooperativas de comercio justo...No es que vayamos solamente a construir un mundo más justo, es que además es lo más razonable y lo mejor para todos, para nosotros también.