Nuestros vecinos y compañeros de Cáritas Diocesana de Salamanca invitan cada último jueves de mes a reflexionar ante la pobreza alimentaria, una realidad sólo posible por la mano del hombre. Este jueves, 25 de Julio, se realizará a su vez de forma simultánea en las ciudades de Cáceres y Beja (Portugal). La cita será en la céntrica Puerta de Zamora, lugar habitual de encuentro en la capital charra para muchas personas a las 8 de la tarde. Allí se formará un círculo silencioso que estimulará la reflexión ante una problemática que aunque le demos la espalda no deja de ser una realidad dolorosa y de la que no podemos ser cómplices.
Al finalizar el círculo se leerá el siguiente manifiesto:
La mitad de la comida que producimos en el mundo es desaprovechada. Ni siquiera llega a nuestras mesas. Sin embargo, ya son más de 800 millones de personas en el mundo las que no tienen acceso a la comida, padecen inseguridad alimentaria, pobreza alimentaria o malnutrición.
El modelo de producción, aprovisionamiento, distribución y consumo de alimentos actual ha sido incapaz de resolver los problemas de seguridad y de soberanía alimentaria de la población. Sólo con la mitad de las pérdidas alimentarias actuales se podría nutrir toda la población que actualmente pasa hambre en el mundo.
Los efectos ambientales del despilfarro se manifiestan en la reducción de tierras fértiles disponibles, en la pérdida de diversidad biológica, en el derroche de agua potable y energía y contribuye a la emisión de gases de efecto invernadero.
No se trata de un tema de caridad o de beneficencia, se trata de Derechos Humanos. Poner fin al hambre, y mejorar la nutrición, es uno de los objetivos de desarrollo sostenible aprobado por la comunidad internacional para ser alcanzado en el año 2030. Para ello el compromiso debe ser el de:
1. Sensibilizar y educar a la sociedad sobre el problema del desperdicio de alimentos, promoviendo la formación en el buen manejo y aprovechamiento de los alimentos en todas las etapas de la cadena alimentaria y los hogares, colaborando en su reducción a la mitad para el año 2025, en la línea de la resolución del Parlamento Europeo del 19 de enero de 2012.
2. Llevar a cabo mayores esfuerzos para frenar el del riesgo de desastres ambientales.
3. Desarrollar un cambio hacia la agricultura sostenible, que puedan proporcionar alimentos inocuos saludables y de calidad para todos.
4. Apoyar la investigación y la innovación orientada al aprovechamiento total de los alimentos.
5. Promover los cambios normativos y la seguridad jurídica que favorezca el aprovechamiento de los alimentos, garantizando su salubridad.
6. Exigir políticas sociales que presten especial atención a los grupos más vulnerables a las consecuencias negativas de un acceso inadecuado a los alimentos: lactantes, niños menores de 5 años, niños en edad escolar, adolescentes y mujeres.
"El hambre en el mundo no se debe sólo a la escasez ni a causas de tipo natural, sino, fundamentalmente, al comportamiento humano”.