Acostumbrados estamos los que trabajamos en entidades sin ánimo de lucro que se hable del tercer sector frente al primero (privado) y el segundo (público). La enorme preocupación por el cambio climático y el peligro que corre la supervivencia del planeta junto con la eterna desigualdad social y económica ha propiciado la aparición de entidades que abogan por un tipo de valores que puedan contrarrestar todo lo anterior.
A estas entidades empiezan a clasificarlas o clasificarse en un nuevo sector denominado cuarto. Aquí entrarían la banca ética, cooperativas, empresas de comercio justo, marcas de moda reciclada...Son empresas también denominadas B en América Latina (en España esa letra indica otro tipo de prácticas y está más denostada).
La idea de una economía circular, en la que haya reciclaje, propone una alternativa al actual sistema bastante más sostenible. Sabido es que la industria de la moda genera muchísima contaminación y la idea de una ropa reciclada o fabricada con materiales reciclados aliviaría bastante esta circunstancia a la que podemos unir la enorme precariedad en la que trabajan la mayoría de los operarios que fabrican las prendas con las que nos vestimos "los del primer mundo".