lunes, 13 de mayo de 2019

La historia detrás de cada producto: el café

En las montañas peruanas crece un café de una extraordinaria calidad, a mayor altura mejores frutos da la planta aunque como para todo hay un límite: más allá de 2200 metros la planta se puede congelar y estropearse. Acceder a esas alturas supone un gran esfuerzo y transportar la planta con la única ayuda de mulas dificulta muchísimo el trabajo. Desde el Comercio Justo se les facilitaron medios motorizados de transporte y asesoramiento de un ingeniero agrónomo que les ayudaba a canalizar el agua, un bien escaso en una zona sin apenas lluvias y sólo se puede contar con la de procedencia glaciar. 
Otro de los valores añadidos con los que cuenta esta zona es la Minka, un estilo de vida procedente de su pasado inca y que consiste en la cooperación entre todos. Gracias a la Minka toda la comunidad puede ayudar a una familia con la construcción de la casa o de un muro que delimite la plantación, los ayudados colaboran elaborando la comida para todos.
Tanto la Minka como el Comercio Justo han cambiado la vida de los pequeños productores de café, las durísimas y humildes condiciones vitales de los habitantes de estas tierras son mucho más llevaderas y el futuro se presenta más esperanzador .
El café de Comercio Justo procede de numerosos países no sólo de América Latina sino también de África. 
El precio del café se fija en la Bolsa. El café procedente del comercio tradicional está sujeto a vaivenes económicos en los que siempre los productores se llevan la peor parte. Grandes multinacionales cuentan con cultivos propios en países como Uganda y declaran pérdidas por lo que no pagan impuestos en dichos países y se llevan el café a Suiza y desde ahí con el precio mucho más inflado venden el café al resto de países desarrollados. El beneficio para las multinacionales es astronómico mientras que los productores reciben una mínima parte por su trabajo, por el camino se pierden muchos billetes entre exportadores e intermediarios.
El café de Comercio Justo tiene un precio mucho más estable, se garantiza siempre una cantidad para el productor. Cuando el precio del café del comercio tradicional está más bajo es mayor la diferencia de precio con el de Comercio Justo y viceversa.
El café es la segunda bebida más consumida en el mundo y junto con el cacao ha sido el producto estrella del Comercio Justo y el que más ha ayudado en su crecimiento.