Hoy, como cada segundo sábado de mayo, celebramos el Día Mundial del Comercio
Justo.
Hoy queremos recordar a los millones de personas de todo el mundo que están detrás
de los productos que consumimos, personas que cosen nuestra ropa, que cultivan
nuestros alimentos, que fabrican nuestros móviles.
Hoy queremos recordar a todas estas personas que ven sistemáticamente violados sus
derechos sociales, económicos, laborales y sociales. Personas a las que el sistema
condena a vivir en la pobreza y en la desigualdad más profunda y sufren de primera
mano los efectos del cambio climático del que no son responsables.
Hoy, definitivamente, queremos recordar que esta situación tiene un origen muy
concreto: un sistema económico cuya regla principal es la obtención del máximo
beneficio económico, supeditando a ello los Derechos Humanos y del planeta para el
enriquecimiento de unos pocos.
Pero también queremos recordar que otro mundo es posible, un mundo donde el
comercio y la economía esté al servicio de las personas. Así lo demostramos día a día
desde el Comercio Justo, asegurando una vida mejor para millones de personas y para
el medioambiente.
En esta primavera cargada de citas electorales, queremos que nuestros
representantes políticos también se comprometan con otro modelo económico más
humano y sostenible. Es por ello que pedimos que apoyen al Comercio Justo, pero
también obliguen a las empresas a garantizar los Derechos Humanos y el cuidado del
medio ambiente dentro y fuera de nuestras fronteras.
Porque las injusticias deben ser denunciadas y combatidas en cualquier lugar del
planeta. Porque los Derechos Humanos son de todas las personas, y su protección está
por encima del interés económico de las empresas. Porque el medio ambiente es de
todos y todas, y no se puede comprar otro planeta.
Hoy celebramos que hay otra economía y otro comercio posibles. Hoy celebramos que
en todo el mundo somos muchas personas las que hoy decimos bien alto que Somos
Comercio Justo. ¿Y tú? ¡Únete!